“Es difícil entender que el tiempo no existe porque tenemos una experiencia tan clara del pasado, presente y futuro, pero en realidad no experimentamos el pasado y el futuro, sólo el presente. Pasado y futuro son sólo ideas en el presente. Esto significa que sólo hay ahora, pero ¿qué es ahora? No podemos decir lo que es ahora porque no hay nada que no sea ahora. Siempre es ahora. Sólo hay ahora. Ahora es.”
- Jed McKenna -
Los dos monjes Zen
Esta es la historia de dos monjes Zen, Tanzan y Ekido, quienes caminaban a lo largo de un camino rural que se había vuelto extremadamente fangoso después de las fuertes lluvias. Cerca de la aldea, se encontraron con una joven que intentaba cruzar la carretera, pero el barro era tan profundo que habría arruinado el kimono de seda que llevaba puesto. Tanzan de inmediato la levantó y la cargó al otro lado.
Los monjes siguieron caminando en silencio. Cinco horas más tarde, mientras se acercaban al monasterio, Ekido ya no pudo contenerse. "¿Por qué cargaste a esa chica al otro lado de la calle?", preguntó. "Se supone que los monjes no debemos hacer cosas así."
"Yo dejé a la chica hace horas", dijo Tanzan. "¿Y tú la aún la sigues cargando?"
Muchas personas viven todo el tiempo sus vidas como Ekido, incapaces o poco dispuestas a soltar situaciones, acumulando cada vez más "cosas" en su interior. Estar absorto en el pasado es una forma de estar muerto al momento presente. No es fácil dejar el pasado y retornar a vivir en el presente. Cuando tratamos de hacerlo, tenemos que resistir la fuerza de nuestras formaciones internas, pensamientos y opiniones.
Viviendo en el "Tiempo"
Debido a que nacemos en una cultura que existe básicamente en una realidad basada en el tiempo, pocos de nosotros somos capaces de estar presentes de forma continua. Cuanto más automatizada se vuelve nuestra experiencia, menos involucrados estamos en el arte de vivir. Pasamos nuestros momentos de vigilia reflexionando sobre lo que no funcionó en el pasado y planificando los ajustes que consideramos necesarios para obtener la paz y satisfacción que buscamos. Debido a que estos ajustes están orientados a un “mejor mañana", nos hemos olvidado de cómo vivir un hoy que tenga sentido. Por lo tanto, la experiencia que estamos teniendo ahora mismo se considera sólo un medio para lograr un fin. Viviendo de esta manera, saltamos constantemente sobre el presente. A pesar de que sabemos que el pasado se ha ido y no puede ser alterado, y que el futuro aún no se ha manifestado, elegimos mentalmente ocupar estos lugares ilusorios en vez de experimentar plenamente el momento que realmente ocupamos - el momento presente.
Si hago esto, entonces seré feliz. Si hago que mis padres me respeten, seré feliz. Si lo hago bien, la gente me apreciará. Si consigo suficiente dinero, puedo dejar de preocuparme. Seré feliz cuando resuelva este problema. Esta forma de protección es la norma. El enfoque es que eres alguien en el tiempo, y debes esforzarte por tu propia felicidad futura, y “este momento” ni siquiera se habla o se toma en cuenta.
Cuando estás pensando sobre una determinada posición mental no estás presente. No estás solo, estás con tu opinión. Si te unes a un objeto de consciencia, un pensamiento o posición mental, estás viviendo con ese objeto.
Muchos de nosotros pasamos el tiempo de vigilia pensando ya sea en las circunstancias del pasado o en los eventos que aún no han ocurrido. De hecho, el aspecto racional de la mente se dedica casi exclusivamente a esta actividad. Pensar en el pasado y el futuro es una adicción mental que encierra a la humanidad en un estado de distracción interna que llamamos "vivir en el tiempo", una condición carente de consciencia del momento presente.
La manera de realmente cambiar nuestra experiencia del mundo es liberándonos del virus de "vivir en el tiempo." Liberarnos de este trastorno mental es el mayor acto de servicio que podemos realizar ahora mismo.
Nuestra experiencia actual basada en el tiempo no nos lleva a ninguna parte. Nunca lo hizo, y nunca lo hará. En "el tiempo", nada auténtico sucede - sólo creemos que sucede. Estamos donde está nuestra atención. Algo puede estar sucediendo justo enfrente de nuestros ojos, pero somos ajenos a ello porque estamos vagando por nuestros pensamientos. Definitivamente no estamos presentes en nuestro cuerpo físico!
Al habitar en un estado mental, que nos predispone a proyectar nuestra atención hacia el pasado o hacia un futuro ilusorio, nos perdemos la auténtica experiencia física y emocional que está ocurriendo en este instante. Todos estamos en cierta forma ajenos al único momento que contiene toda la vitalidad de la vida. Cuando vivimos en el tiempo, pasamos nuestros días buscando el sentido de la vida. Por el contrario, cuando estamos presentes, disfrutamos de una vida saturada de sentido.
El tema de esta era mental es, “dejemos que haya ruido y movimiento”. Nada de lo que hacemos trae consciencia de paz a nuestro estado frenético de "hacer". Esto es porque hace tiempo que hemos olvidado que la paz no es un "hacer" sino un sentimiento.
Consciencia de Momento Presente
La consciencia del momento presente o Presencia, es un estado de ser opuesto a algo que hacemos. La definición más simple de la consciencia del momento presente es ser plenamente consciente del momento en el que estás - o, estar presente en el momento. El énfasis no está en el momento, sino en la presencia que aportamos a nuestra experiencia de vida cuando prestamos plena atención al momento.
Nosotros no somos mente. Somos Presencia eterna. El “pensar” y la “consciencia del momento presente” rara vez conviven. A medida que entramos en la consciencia del momento presente, uno de los indicadores de que esto está ocurriendo es una disminución de la tendencia al análisis mental.
Afortunadamente no estamos completamente perdidos dentro del estado de ensueño del paradigma basado en el tiempo. Una cuerda de salvación hacia la consciencia del momento presente reside dentro de todos nosotros: nuestra respiración. No hay manera de respirar en el pasado o en el futuro. Sólo podemos respirar en el presente. Al tomar consciencia de nuestra respiración, activamos una herramienta que nos ayuda a desviar nuestra atención del pasado y del futuro. Al enfocar nuestra atención e intención en el contacto con nuestra respiración, fomentamos que un aspecto de nuestra consciencia permanezca anclado en el momento.
El cuerpo está siempre presente. Sin embargo, la experiencia de la presencia física sólo se activa cuando entramos en el estado de consciencia del momento presente. Por ejemplo, cuando experimentamos presencia física, somos capaces de sentir nuestro corazón latiendo.
“Cuando te tornas muy abierto y relajado, de repente puedes darte cuenta de que algo más está ocupando tu cuerpo-mente. Ese algo no tiene cualidades. Realizar tu verdadera naturaleza es realizar lo que está presente sin cualidades. Te sientes en una relajada y tranquila sensación de paz. Si estás descansando en tu propia verdadera naturaleza, entonces sientes que realmente no hay otro lugar a donde ir. El camino ha terminado y hay una vívido despertar.
El yo está siempre en una leve relación contradictoria con el momento. Produce pensamientos, sentimientos, creencias u opiniones ruidosas. Pero en la quietud de la unidad intuitiva, empiezas a notar algo más. En el interior, hay algo que no está creando mucho ruido, sólo prestando atención ".
- Adyashanti -
Hay una parte de ti que ha estado presente desde que eras un niño, y sin embargo, esa parte de ti que estaba teniendo esa experiencia entonces está todavía aquí y ahora, en este momento.
La presencia puede ser percibida como "el observador atemporal sin preferencias". Esto se debe a que es testigo de todo y por lo tanto sabe todo lo que ha sucedido durante toda nuestra experiencia de vida. Al entrar en la consciencia del momento presente, re-descubrimos la Presencia en el infinito centro de consciencia del "Yo soy".
La Gratitud como indicador
Un indicador confiable que hemos entrado en la consciencia del momento presente es si nuestra experiencia, por muy cómoda o incómoda que se sienta en un momento dado, está llena de gratitud. Es una gratitud que no requiere razón alguna: gratitud por la invitación, por el viaje y por el regalo de la vida misma.
La gratitud es el único indicador del que podemos depender como indicador de cuán presentes estamos en nuestra experiencia. Cuando nos falta gratitud por estar vivos, es porque nos hemos desviado del presente a un estado mental ilusorio llamado “tiempo".
Estar presente es vivir con soltura, no limitado por las formaciones internas, interpretaciones, opiniones, creencias, conceptos o posiciones mentales. De esta manera puedes habitar en el momento presente en contacto con la sencillez de la realidad libre de apegos internos a los puntos de vista.
Aprendemos a regresar nuestra atención continuamente al momento presente inmaculado y atemporal en vez de estar atrapados en la película mental. Nuestra propia Presencia se convierte entonces en nuestra identidad, más que en nuestros pensamientos y emociones.
¿Puedo darle expresión al ahora?
"No hay presente para la estructura del "tú"; todo lo que hay es el pasado, que está tratando de proyectarse hacia el futuro. Se puede pensar en el pasado, presente y futuro, pero sólo hay una proyección del pasado. Si hay un presente, ese presente nunca puede ser experimentado por ti, porque sólo experimentas tu conocimiento sobre el presente, y ese conocimiento es el pasado. Entonces, ¿qué sentido tiene intentar experimentar ese momento que llamamos "ahora"? El ahora nunca puede ser experimentado por ti; cualquier cosa que experimentes no es el ahora. Así que el ahora es una cosa que nunca puede llegar a ser parte de tu existencia consciente, y a la cual no puedes dar expresión. El ahora no existe, por lo que a ti te concierne, excepto como un concepto."
- Jed McKenna -
Descansa en paz natural esta mente agotada,
Golpeada impotentemente por el karma y los pensamientos neuróticos
Como la furia implacable de las olas que revientan
En el Océano infinito del Samsara.
Descanse en paz natural.
- Nyoshul Khen Rinpoche -
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