citando al cuerpo-mente llamado David Carse.
No hay nadie en casa
Todo lo que percibimos a través de nuestros sentidos, tanto las personas, cosas y pensamientos, son solo apariencias ilusorias en una Consciencia infinita.
No existen entidades separadas que son originadores de pensamientos y acciones.
Tú no existes separadamente como persona o como entidad o como algo, sino solo como un pensamiento, un sueño en la Consciencia; a través del cual hay experimentación, pero no hay alguien experimentando.
En el aparente organismo cuerpo/mente hay un funcionamiento mental y emocional, pero este es un funcionamiento completamente impersonal realizado en la Presencia impersonal, por la Presencia impersonal y como la Presencia impersonal. No es atribuible a una identidad personal separada pues esta NO EXISTE.
No hay nadie en casa. No hay un “yo” separado, un individuo o entidad separada, autónoma e independiente. Nunca estuvo allí, siempre fue una idea, un malentendido, una apariencia.
Puede sentirse como si fueras alguien dentro del cuerpo, un “yo” independiente, el pensador y animador de ese cuerpo. Pero en realidad no hay nadie ahí dentro. No hay nadie creando pensamientos o acciones. El cuerpo está absolutamente vacío de un “yo”. Todo viene de la nada, de la Conciencia impersonal que Es.
Todo lo que hay es Presencia, Percatación, Consciencia. Esta Presencia fluye a través de los aparentes organismos cuerpo/mente animándolos y dotándolos de conciencia al punto que los organismos piensan que son entidades autónomas, seres separados con conciencias individuales. Pero en realidad esa es una ilusión. No hay seres separados. Solo hay Presencia manando a través de formas aparentes creando esa ilusión colectiva.
Ese manar de la Conciencia sucede a través del organismo que tú consideras «tú mismo». Probablemente piensas que estás leyendo esto. Te aseguro que no existe un “tú” leyendo. La lectura está sucediendo, pero mientras sucede no hay sentido de ser “tú” quien lo hace; y, con toda certeza, el «tú» que crees ser no existe.
Lo que tú crees ser -una entidad individual separada- es parte de esta ilusión. Tú no eres el hacedor de ninguna acción o el pensador de ningún pensamiento. Los eventos suceden, pero no hay hacedor. Todo lo que hay es Conciencia. Eso es lo que verdaderamente eres Tú.
Lo que se llama realización, despertar o iluminación es ver de una manera directa e irreversible que esta Presencia, Conciencia, Todo Lo Que Es, es lo que en verdad “se” es. Y que eso que llamas “yo” jamás fue.
La sensación de “yo”, de ser una entidad autoexistente y separada está siempre cambiando, dependiendo de las personas y situaciones ocurriendo dentro de la percepción. No hay un yo definido en absoluto, solo una corriente intermitente de pensamientos sucediendo. Esta idea de “yo” está siempre cambiando y en movimiento y nunca es una realidad concreta y estable. Pero hay algo que siempre ha estado aquí, quieto, una especie de atestiguamiento, dentro del cual ocurre el aparente movimiento. Esta es la Conciencia omnipresente, eternamente siendo y anterior a la historia de “ti”. Esta Presencia es infinita, siempre presente, libre e ilimitada. Dentro de ella aparece el sueño de ser una aparente entidad separada.
Sat Chit Ananda
Esta Presencia no conoce inicios ni finales. Su cualidad es “eternamente siendo”. No es un ser, sino la cualidad de infinita existencia ocurriendo.
Es una cualidad impersonal de darse cuenta, de lucidez, de existir despierta y autoconsciente. No es algo que sabe sino el constante saber eternamente siendo, simple y pura Consciencia misma. Un infinito darse cuenta.
Ananda representa la cualidad de incondicional amor vertiéndose, derramándose en movimiento. Creando todo el contenido manifiesto, Maya, la ilusión, todo. No hay nada que no sea Ananda. En todo momento, cualquier cosa que sea percibida es siempre y únicamente Presencia siendo percibida como alguna cosa ilusoria.
Sat Chit Ananda, Presencia, Conciencia es tu propia y verdadera naturaleza y la verdadera naturaleza de Todo Lo Que Es, pura Conciencia, puro Amor, Vertiéndose como Sí Mismo.
Otra manera de pensar acerca de la Trinidad Sat Chit Ananda es darse cuenta de que todo lo que hay es Conciencia, Chit. Y la Conciencia en reposo, en vacío y quietud, es Sat. Y la Conciencia en movimiento, manifestándose ilusoriamente en actividad y movimiento es Ananda. Todo es lo mismo, todo es uno.
Solo existe Conciencia y el contenido ilusorio manifestándose en la Conciencia. Esta ilusión es todo el contenido de tu universo personal. La consciencia es verdadera mientras que el contenido es ilusorio.
En el centro de la ilusión se encuentra la ilusión del ego como ente separado y las historias y creencias que adopta para entender e interactuar con esta realidad dual en la que aparentemente se encuentra, es decir, todo el contenido.
“Hay una Presencia que es innombrable y que el pensamiento no puede tocar. No es algo que tienes; es lo que eres.” - Adyashanti -
Yo no estoy presente; lo que la Presencia es,
yo soy.
Hay una sola Conciencia, un solo Darse Cuenta que es Uno e impersonal. A esta Presencia impersonal se la considera personal, se la considera una Conciencia, un Darse cuenta “individual” que habita en cada organismo individual. Esto se debe a que en cada aparente individuo existe la experiencia de Presencia y la costumbre consensual de interpretarla erróneamente como una experiencia personal y separada.
Lo que el organismo percibe erróneamente como una «mente» que él cree suya, no es sino el fluir de la Conciencia en ese organismo; es precisamente la Conciencia que fluye en el organismo lo que hace posible que el organismo crea que es diferente de esa Conciencia Única. Es un sencillo e inocente error de percepción.
“La conciencia es un singular
del que se desconoce el plural.”
- Erwin Schroedinger -
No hay nadie que despierte
El término despertar o iluminarse es un término engañoso y causal de mucha confusión ya que uno no se despierta o ilumina, sino que el “yo” desaparece y no queda un “alguien” que despierte. ¿Quién podría ser ese alguien? Lo que erróneamente se llama despertar es la realización de la inexistencia del “yo” individual.
El “yo” es un personaje soñado, una idea, una ficción, no el soñador; y, por tanto, es evidente que no puede despertar. Y la Conciencia nunca ha estado dormida, así que no tiene necesidad de despertar de ningún sueño; la Conciencia es ya y siempre Todo Lo Que Es.
¿Puede ocurrirle esta Comprensión a cualquiera? A cualquier organismo? Por supuesto. ¿Podría ocurrirme a mí? No, claro que no. Esa es la diferencia. La Comprensión y la creencia en un «mí» son mutuamente excluyentes: lo uno, es la desaparición de lo otro.
Dicho de la manera más simple: “Despertar es la comprensión de que no hay nadie que despierte, de que no hay individuo alguno que haga nada. Todo lo que hay es Conciencia”
Todo esto simplemente Es. No hay individuo, ni buscador, ni maestro, ni propósito, ni resultado. Todo Es, sin más. Todo Lo Que Es, es Presencia. Y ya está; eso es todo. Resuelto, acabado. Parasamgate. Y..., el sueño sigue.
La ausencia de atestiguamiento personal
Al realizar la inexistencia del ‘yo” individual, la percepción deja de originarse en el organismo mente/cuerpo. No hay un «yo» observando, atestiguando. El atestiguamiento es impersonal y no localizado.
El «atestiguamiento», no se origina aquí, en la mente/cuerpo, pero tampoco sucede aparte de ella, ya que Eso la incluye. Es absolutamente claro que el atestiguamiento no lo está haciendo «yo», ni siquiera un «yo» desencarnado. Este atestiguamiento no lo está haciendo nadie, ninguna entidad. Ese es el punto: no hay entidades; no hay nadie en casa. Solo hay atestiguamiento.
Debido al condicionamiento, resulta incomprensible para nuestras mentes la idea de que hay atestiguamiento sin que haya entidad alguna que sea el testigo. No obstante, eso no significa que sea imposible entenderlo. Si sucede un cambio perceptivo y se comprende al más profundo nivel que no hay individuo alguno haciendo, pensando o experimentando nada, entonces no es preciso comprender nada más, no es preciso hacer nada más.
“Ver verdaderamente no consiste meramente en un cambio en la dirección de la mirada, sino en un cambio en su mismo centro, a tenor del cual el propio veedor desaparece.”
- Ramesh -
No eres el hacedor
Tú no eres el hacedor de ninguna acción. No hay ningún individuo que en realidad sea, así que no existe un “yo” que sea el hacedor. Así que no cabe discusión. Lo que consideras que eres tú, todo el paquete cuerpo-mente-personalidad-ego-sentido de la individualidad-historia personal, todo eso ni siquiera existe como tal, excepto como una idea, una historia, un concepto en la Conciencia. Debatir esto es como debatir acerca de si el pájaro de la jaula vacía está cautivo. ¡La jaula está vacía! ¡No hay nadie en casa!
Yo no soy el hacedor de ninguna acción, solo hay el aliento de la Presencia soplando a través de un bambú hueco. Nosotros somos instrumentos, cañas huecas a través de las cuales fluye el Aliento, el Espíritu, la Energía que es Presencia, Todo Lo Que Es, la Conciencia. Al igual que no es la flauta la que da la nota, sino que es el Músico el que produce la nota a través del instrumento, así también es el aliento, que es Presencia, lo que anima esta mente y cuerpo y lo que surge a través de esta boca, haciendo parecer que esta boca emite palabras.
El malentendido básico, la ignorancia básica reside en esta necia usurpación del rol del Músico por parte del instrumento. Con la creencia en un yo personal y en un «hacedor» personal, brotan el orgullo y la arrogancia, la vergüenza y la culpa, el temor y el odio.
No hay nada aquí que exista en y por sí mismo. Lo que denominamos ser humano no es un ser independiente, ni un mecanismo originario o un aparato emisor. Es una estación repetidora, es un mecanismo de paso o transmisor de la Conciencia, que es la Conciencia Única, Todo Lo Que Es. Esto es lo que soy yo hablándote a ti. Y es esa misma Conciencia Única lo que está escuchando esto, lo que me mira desde esos ojos que llamas tuyos. Lo que yo soy cuando digo «Yo Soy» es exactamente lo que eres tú cuando dices «Yo Soy».
Este aparente cuerpo humano cumple su función dentro del sueño. Lo único que está sucediendo en este aparente organismo, en estos personajes soñados, son los pensamientos. Pero de ahí a asumir que se originan en el interior de estas cabezas en algo que llamamos mente, hay un salto injustificado. Esa es la percepción errónea básica a partir de la cual surge todo lo demás: el dualismo, la ilusión de separación, el samsara. No hay una mente o un yo separados, sino solo personajes soñados en la Conciencia.
Todo es un sucediendo
Cualquier situación experimentada en esta realidad dual consiste en una tríada compuesta por el (sujeto) experimentador, (objeto) lo experimentado y la (acción) experiencia en sí. De este modo, parece que hay un hacedor de la acción, la cosa sobre la que sucede la acción y la acción misma; o el pensador, aquello que el pensador piensa y el acto de pensar; el veedor, lo que es visto y el hecho mismo de visionar, y así sucesivamente.
Pero, en la conciencia unitaria de la Comprensión, estas discretas dimensiones con que parece percibirse la realidad colapsan en la Unidad y, en lugar de la percepción propia de la «mente dividida» -según la cual parece haber la tridimensionalidad de un experimentador, lo experimentado y la experiencia-, hay en la «mente total» solamente un único experimentando. No hay hacedor, objeto y acto, sino solo un funcionando. Solo un viendo. Solo un siendo, no en el sentido de que hay un ser, sino de que lo que hay es un simple siendo. Todo lo que es, lo único que hay, no es un alguien que sea consciente de un algo, sino simplemente una Concienciación impersonal, que es la Conciencia. Todo lo que hay es Conciencia, y la Conciencia es el funcionando, el viendo, el siendo, el experimentando que la mente dividida percibe como un alguien haciendo o siendo un algo.
Yo no soy el que ve.
Yo soy el ver.
Y así estoy en todos lados.
- Bunan -
La esencia misma de la Comprensión radica en que, a pesar de que parece que los eventos suceden y las acciones se hacen, “nadie las hace, ni hay nada que se haga; es un puro haciendo”.
La idea de que no hay hacedor es, en esencia, muy simple, pero aun así resulta difícil al principio hablar o incluso pensar claramente acerca de esta noción debido a que nuestro lenguaje y nuestros conceptos no están preparados para ello. Los chinos tienen una frase, “wei wu wei”. “Wei” es acción y “wu” es una negación, de modo que “wu wei” significa no-acción. Esto da lugar a la dualidad básica: acción o no-acción. Pero entonces aparece la alternativa experimental del “wei wu wei”, que es la «acción que no es acción». Wei wu wei no es permanecer sentado sin hacer nada, ni lo contrario, estar corriendo por ahí tratando de lograr cosas, sino la experiencia de que la acción necesaria sucede por sí misma. La clave está en la noción de quién es el hacedor de la acción. Nadie. La acción sucede sin hacedor.
Para y todo seguirá sucediendo
Si te paras, sucede algo asombroso. El individuo deja de estar involucrado, deja de actuar; y para el mayor de los asombros, todo sigue sucediendo. Sin que “tú lo hagas. Porque, ¡oh, sorpresa!, “tú” jamás hiciste nada.
Inténtalo como si fuera un experimento, si puedes. El sentido de ser un yo separado entrará en pánico a medida que te acerques al punto en que dejas de hacer nada; de hecho, posiblemente te impedirá que pares. Pero si sucede la gracia de que efectivamente te paras y aparece la experiencia de comprobar que todo sigue sucediendo, ya nunca volverás a creer que alguna vez hubo alguien haciendo algo.
La apariencia de elección
Tus acciones y comportamientos no son controlados por ti porque no hay un “yo” dentro. Tú no eres el que está causando la acción, tú eres un pensamiento que está surgiendo y creyendo que está haciendo algo.
El mecanismo cuerpo-mente en si mismo es un sistema distributivo, no un sistema centralizado. No hay nada en el interior que podamos apuntar y llamar "yo", por el contrario existen alrededor de treinta billones de células en el cuerpo en promedio que participan de cualquier decisión, junto con una red de influencias relacionadas con la genética, el medio ambiente, la educación, la cultura, el condicionamiento y la danza de Todo Lo Que Es.
Cuando el aparentemente “yo” toma una decisión, pareciera que está eligiendo, pero lo que realmente está sucediendo es que, en el momento de elegir, un pensamiento está surgiendo al mismo tiempo, y el pensamiento reclama control sobre la decisión. Así es como se crea la apariencia. Lo que eres, lo que llamas "tú", ese algo, no es un aporte al sistema distributivo cuerpo-mente, en realidad es una salida del sistema con la apariencia de estar en control.
La vida está escribiendo este momento. No estás creando nada, o en control de nada. Todo es sólo parte del flujo. Las cosas también se planean pero nunca ha habido un "yo" que lo haga. Todo está simplemente sucediendo. El control es una apariencia, un pensamiento que surge simultáneamente con la aparición de una aparente decisión.
“Experimentos científicos han demostrado como el cerebro parece decidir moverse antes de que cualquier intención consciente lo haga, sugiriendo que la decisión consciente "Yo elijo moverme" es más una idea de último momento que la fuerza determinante causal de una simple tarea motora.”
- Daniel Dennett -
“Tú” no eres más responsable por lo que ocurre a través de la mente/cuerpo que llamas «tú mismo» de lo que lo es la flauta por la música que toca el músico con ella. “Tú” no «haces» cosas; y tampoco ningún otro; los eventos suceden.
Observa como tu perro no tiene un sentido de ser una entidad separada de la realidad, no genera esa ilusión de auto-consciencia y cuál es la respuesta en ese mecanismo cuerpo-mente? Alegría espontánea. Pase lo que pase él está totalmente involucrado. En todo momento está viviendo sin ninguna razón para estar vivo. No hay ninguna contracción energética dentro del cuerpo que sienta que la vida le está sucediendo, y que necesita que su vida sea de cierta manera. Simplemente es.
Así que la idea de esto es volverse como un perro. Eso es todo. No hay ningún mundo ahí fuera que le suceda a alguien. Sólo hay vida sucediendo.
No hay Otro
Aun cuando ha decaído la creencia en un Dios como ser personal, todavía se ha conservado esta idea del Otro. Un Otro hacia el cual dirigir la sensación humana de temor reverente, un Dios creador. O algún Otro hacia el cual sentir gratitud, la Fuente, el Espíritu, Pachamama.
Uno puede pensar que las cosas las hace la “Conciencia” o la “Presencia” a través de los mecanismos cuerpo-mente. Pero la tendencia inconsciente es forjamos una idea a nivel intelectual y convertir la Conciencia en ese Otro, en ese Espíritu proyectado como un Ser, como una entidad que hace las cosas y que se asemeja a “Dios”. Es solo un cambio de nombre. De hecho, mucha gente habla de la Conciencia exactamente del mismo modo en que solían hacerlo de Dios o del Espíritu.
La verdad es que no hay hacedor y tampoco hay alguna cosa hecha, solo hay haciendo. No hay experimentador ni hay experiencia, solo hay experimentando. Y eso es lo que la Conciencia es: la Conciencia no hace nada; la Conciencia “Es” todo. Todo es total y absolutamente impersonal, tanto en el sentido de que no hay ninguna persona aquí que sea «yo» como en el sentido de que no hay ninguna persona divina en absoluto.
Ya no hay necesidad de estar agradecido a nada ni a nadie. Todo lo que hay es Conciencia. No hay nadie a quien orar. No hay ningún Otro, pues no hay individuo alguno; no hay ningún Tú, pues no hay ningún yo; no existe ningún Espíritu, pues no hay nada que no sea Espíritu. La existencia dual no existe; solo hay Uno.
Esta es la esencia de la no-dualidad: Solo hay Todo Lo Que Es. Y Eso es lo que Yo Soy. No hay ninguna otra cosa, ni un «yo» aquí ni un «dios» en alguna otra parte. Todo es Yo.
yo no estoy presente;
lo que la Presencia Es,
soy yo.
Nunca ha existido un "yo" que sea el hacedor de lo que ha parecido ser "mi" vida. La vida está siendo vivida por la sustancia infinita de la que está hecha. La presencia de cualquier tipo de pensamientos, sentimientos o acciones nunca se interpreta como otra cosa que el hecho de que simplemente están presentes. No hay dudas sobre si un pensamiento en particular es correcto o incorrecto.Todo es simplemente lo que es.
El personaje soñado sigue siendo el personaje soñado: se cepilla los dientes, recorta su barba. Solía tomarse muy en serio, pensaba que era alguien. Pero ahora, cuando mira dentro de sí sabe que no hay nadie en casa. El personaje es una farsa. Solo permanece la profunda percepción «Yo Soy», y se sabe que esta percatación no es del personaje, sino de la Presencia, que es siempre, y en todo lugar, un perfecto y eterno sucediendo.
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