- citando a la cosa esa David Carse y a otros
Con la Comprensión llegan cambios radicales e inevitables, el velo se cae y la verdad se revela desnuda e inmutable frente a tus ojos. Todo lo que la gente considera que es importante y tiene sentido, se ve completamente absurdo e insignificante. Y lo que la gente ni siquiera ve, es Perfecto, hermoso, pleno y no precisa de palabras.
Las prácticas espirituales, antes motivados por una sensación de separación o una necesidad de conectar o de hallar significado y propósito, decaen y cesan naturalmente, sin intento o esfuerzo por detenerlos o continuarlos; simplemente, no surgen. Lo que sucede, sucede espontáneamente.
Cuando no hay sentido de un "yo" separado, las palabras que se refieren a esa cosa mitológica llamada «yo» resultarán superfluas y, de modo natural, se emplearán mucho menos; no porque se eviten, sino porque no expresan lo que es. Y cuando se empleen, ello se deberá a que el lenguaje está estructurado de esa manera y a que esa es generalmente la forma más conveniente de ha blar con el fin de ser comprendido. No habrá un rebuscar las palabras o acciones o respuestas que supuestamente son más apropiadas, sino que más bien se producirá la simple y espontánea expresión de lo que es aquí y ahora.
La verdad no puede ser expresada
La Verdad final, Conciencia, Presencia, no puede ser expresada, no puede ser pensada o verbalizada, ya que no puede ser construida como una idea. Nuestro lenguaje, así como los pensamientos y los conceptos que lo estructuran, son esencialmente duales e incapaces de conceptualizar o concebir algo fuera de la dualidad. Y sin las palabras, no existen los pensamientos correspondientes; y sin pensamientos, no hay experiencias… La Verdad está siempre aquí, justo frente a todo el mundo, pero nadie la ve.
La vida se desenvuelve sin un plan y "no sé" es la única contante
La existencia se despliega de manera espontánea como una danza libre y sin fin, cambiando y fluyendo incesantemente sin propósito ni destino predefinido. No hay nada que sea necesario que suceda o que no suceda. No hay meta, ni propósito, ni «porqué».
Cuando el viento sopla hacia el sur, la hoja que se ha desprendido del árbol vuela hacia el sur, bailando en armonía con su destino. No se cuestiona: "¿No se suponía que debía volar al norte? ¿Quién es el responsable de esto?” El Universo permanecerá en silencio sin importar cuántas veces preguntemos, "¿por qué?”. “No sé” es la única constante en esta danza.
Fluir significa bailar con el viento en la misma dirección. No preguntamos por qué fluye en esa dirección porque ahora sabemos que no lo sabemos. No podemos controlar los términos y condiciones de cada resultado buscando una causa que resuene lógica, pues no la hay.
La existencia, Consciencia o Presencia simplemente es. La existencia tiene sólo una cualidad, existir. Por lo tanto, lo que existe simplemente existe. No necesita justificar su existencia preguntándose: ¿Por qué existe? La existencia existe porque esa es la cualidad que exhibe, existir. No existe bajo una razón, propósito o destino predeterminado.
La pregunta “¿por qué?” carece fundamentalmente de respuesta
La pregunta «¿por qué?» carecen fundamentalmente de respuesta. La mayoría de las personas van por la vida preguntando constantemente «¿por qué?» y aceptando sin darse cuenta contestaciones que no responden a la cuestión. Si preguntamos por qué es azul el cielo, la respuesta, ya sea esta científica o mítica o poética, no nos dice por qué es azul el cielo, sino más bien cómo es que el cielo es azul.
Hablamos acerca del «¿por qué?», pero contestamos dando razones acerca del cómo sin darnos cuenta de que el «¿por qué?» sigue sin ser respondido. Y es que, fundamentalmente, no hay respuesta, no hay un «por qué». Todo surge espontáneamente en la Conciencia.
Todos nosotros hemos experimentado alguna forma de tragedia, violencia, pérdida, desgracia o dolor. Algunos más que otros. No hay escape a esto. Es inherente a la naturaleza humana que esta “realidad” soñada se experimente como placer y dolor, como cosas buenas y cosas malas, y que nadie sepa lo que traerá el momento siguiente o cómo será el resultado global para un cuerpo/mente en particular.
Nada como el sufrimiento y el dolor para provocar que surjan preguntas. La pregunta «¿por qué?» no lleva a ninguna parte; no es más que la mente/ego buscando obtener un inexistente control. La mente/ego no logra jamás satisfacción y los «porqués» solamente conducen al resentimiento y a más sufrimiento.
La futilidad de las preguntas
Cuando se tiene la idea, la concepción errónea de que hay aquí una entidad separada entonces se tiene la creencia de que las preguntas son importantes. Cuando surge cualquier pregunta en el contexto de la Presencia, la cuestión se disuelve. Todo es simplemente como es y cualquier pregunta se revela carente de todo sentido.
Por ejemplo, ante la simple pregunta «¿Qué estás haciendo?», solo cabe reírse o encogerse de hombros, a menos que se sienta que el interpelante está de veras abierto a escuchar la auténtica respuesta: «¿Hacer? ¿Yo? No hay ningún "yo" que "haga" nada, jamás lo ha habido. Y si te fuera posible, también tú verías que tampoco hay ningún "tú" que "haga" ninguna "cosa", ni hay "cosa" alguna que "nosotros" podamos hacer». Todo lo que hay es Conciencia, fluyendo, discurriendo a través de todos estos instrumentos de manera tal que, en concordancia con el perfecto despliegue de la totalidad, se percibe como si hubiera entidades individuales discretas que ejecutan acciones autónomamente, pero en verdad ese no es el caso. No hay individuo, entidad o yo separado que haga nada o que sea nada, ni siquiera que pueda estar despierto o iluminado.
El eterno no saber
En realidad es muy simple. No hay creencias. O sabes algo o no lo sabes. Si sabes algo, no necesitas creer que es verdad ni tener fe en que es verdad; lo sabes más allá de toda duda, simplemente es, y no hay ninguna creencia involucrada.
Por otra parte, si no sabes algo, lo honesto es afirmar que no lo sabes. Pero claro, hay muchas razones psicológicas y políticas y sociales por las que la gente no puede admitir, ni siquiera para sí misma, que no sabe algo, así que origina una creencia; la cual esencialmente consiste en que no sabes si algo es realmente verdad, pero finges que sí lo sabes. Esa es la actividad del sueño. Lo cierto es que solo hay una cosa que no es del sueño, una sola cosa que puede saberse, y eso es la conciencia básica «Yo Soy». Todo lo demás son solo conceptos, constructos de la mente en el sueño, algo que «yo no sé». Todo.
Cada vez se acrecienta más la percatación de que no sé nada. Como entidad separada, yo no soy; todo este mundo no es; todo lo que hay es Presencia fluyendo aquí en un perfecto Verterse; y esta Presencia es lo que «Yo» es. Pero esto ni siquiera es algo que se sepa: es lo que Yo Soy. Y aparte de esto, todo es simplemente «no sé».
"Permanece en el estado de no saber,
trabaja sin esfuerzo, ayuda a los demás
y vive en abundancia."
- Sri Shibendu Lahiri -
La función del falso sentido de individualidad es ocultarte la verdad
Por favor, date cuenta de que la parte que sigue es muy racional y bastante simple, pero también muy transformadora si se comprende cabalmente. Es raro encontrar a alguien a quien se le haya ocurrido el concepto que sigue, y aún más que lo haya comprendido de veras. Es el secreto de la vida y de la muerte, y del certero saber inherente al despertar.
Si «esto», el mundo de las cosas y de las ideas, es contemplado como lo real, lo verdadero, la «realidad», entonces “Eso” que es completa y radicalmente «no-esto», para lo cual no hay palabras o ideas dentro de «esto», necesariamente se contemplará como nada, no algo, irreal, Vacío. Por tanto, puede ser temido, maliciado, negado.
Solo cuando «esto», la denominada «realidad», se percibe completamente como una ilusión similar a un sueño, eso que es «no-esto» se percibirá a la vez como Lo Que Es. Así pues, el Vacío no es tu enemigo, sino que es lo que verdaderamente Eres; y la función de lo no existente, del falso sentido de yo individual, es ocultarte esta verdad.
Se ve que el temor y la evitación están fuera de lugar; de hecho, ahora es imposible sentirlos; desaparecen, y el corazón regresa de la ilusión de «esto» y se abre a Lo Que Es. Sabiendo que su verdadera gloria reside donde cesa de existir.
No hay nada que puedas hacer para despertar
No hay pre-requisitos, no hay nada que tengas que hacer previamente para que la Comprensión suceda. Si va a suceder el despertar, sucederá. Ninguna cantidad de enseñanza o práctica puede lograr que ello ocurra. El «pum» del cambio de foco no puede enseñarse; ni siquiera puede hacerse. Tiene que suceder por sí mismo.
Nadie en absoluto puede expresar directamente Lo Que Es o el aspecto que Ello tiene. Pero si prestas atención a la Enseñanza y la sigues, y por una inexplicable gracia ella cala en ti y se aposenta, es posible que suceda una experiencia o una comprensión directa de aquello hacia lo cual apunta la Enseñanza, de aquello a lo que alude la Enseñanza de manera indirecta.
Por supuesto, puede que aun así no suceda nada; no hay ninguna garantía. Pero si alguien tiene la inclinación de intentarlo, habrá de comenzar de algún modo.
Árbol 1: ¿Qué hiciste para perder tus hojas?
Árbol 2: Nada, sólo sucedió.
Árbol 1: ¿Pero qué puedo hacer para perder mis hojas?
Árbol 2: Nada, sucederá cuando suceda.
Estudiante: ¿Qué hiciste para perder tu "yo"?
Maestro: Nada, simplemente sucedió.
Estudiante: Pero, ¿qué puedo hacer para perder mi "yo"?
Maestro: Nada, sucederá cuando suceda.
Las historias son alimentadas por la necesidad de individualización
Las historias que nosotros, los personajes soñados, nos contamos una y otra vez, a nosotros mismos y a los demás no son sino una forma de mantener el sueño. No hay nada sucediendo aquí. Es simplemente algo con lo que entretenerse “hasta la llegada de Jesús!”.
Contar historias y mantener el sueño es simplemente el deseo de ser. Y más que eso, es el deseo de ser “alguien separado”, alguien especial; alguien con su propia historia. El personaje del sueño se encuentra completamente atrapado en este estar tejiendo la telaraña personal, en este estar construyendo y sosteniendo la historia personal, impulsado por ese desconocido y desapercibido afán de afirmar y reconfirmar la continua proyección del yo individual.
Es muy probable que el despertar no ocurra mientras se persigue una historia, mientras se cultive la necesidad de alimentar el sentido de ser un yo separado que no existe. El despertar ocurre cuando se ve de manera irrevocable que este deseo está desencaminado, cuando se ve que es fútil. Entonces cesa el contar de historias. Y entonces cesa la historia. Esto es lo que es ir más allá.
Observa, qué es lo que realmente quieres?
Si vas a hacer algo, haz lo siguiente: Pondera primero si lo que quieres realmente es despertar, iluminarte. ¿De veras quieres morir? ¿De veras quieres para «ti» cesar de existir y seguir entonces viviendo, si es que sobrevives, no como ese tú que conoces y amas, sino como una cáscara vacía alentada por una Conciencia impersonal? Si esto es lo que quieres (lo cual es improbable), entonces de lo que estás hablando es de despertarte del falso sueño de la individualidad; y si esto es así, entonces sigue adelante. Tus pensamientos, tus oraciones, tus meditaciones, tu preguntar en los satsangs o tu lo que sea que «hagas» lo harás desde la consciencia de que eso que tú crees ser es una ilusión, y lo efectuarás con el intento de estallar, de destruir esa ilusión llamada «tú».
Despertar es tu propia muerte. No a la muerte física –los cuerpos son recipientes desechables; mira a tu alrededor, están siendo reciclados continuamente-, sino a la muerte real, tan real como puede serlo la muerte: la muerte de aquel a quien le importa.
Chogyam Trungpa lo señala de la siguiente manera: “La mala noticia es que estás cayendo por el aire, no hay nada a lo que aferrarte, sin paracaídas. La buena noticia es que no hay suelo.”
Ahora, si decides que lo que quieres de veras es algo distinto a este completo y definitivo «despertar», ¡bendito seas! Emprende entonces una vida maravillosa; disfruta del increíble y opíparo banquete de chucherías materiales y espirituales y psicológicas y Nueva Era que hay por ahí fuera. Aumenta y expande y cambia y desarrolla y mejora tu vida inconmensurablemente; evoluciona y llega a ser más maduro y profundo y sabio y hermoso.
Descubre tu yo superior y tu propósito superior y realízalos. Te lo digo con toda sinceridad; e incluso, por lo que veo, con un delicioso toque de melancolía por parte de lo que queda del recuerdo anterior al despertar. Ello no constituye en absoluto una especie de estatus de segunda clase; no existe una cosa tal. Toma lo que el sueño tiene para ofrecer; es para eso para lo que existe el sueño: para disfrutarlo. Lo único que hace la Conciencia es disfrutarlo, percibirlo absolutamente, y lo hace a través de los personajes soñados, y tienen que haber algunos a través de los cuales pueda experimentarse el disfrute de toda la panoplia que ofrece el mercado espiritual.
Pero en ese caso no vengas por aquí hablando de despertar; sencillamente, no tiene ningún sentido en absoluto.
Deja de alimentar la idea de ti mismo
Aquí la invitación es, precisamente, dejar de contarse la historia. Cuando desaparece el sentido de ser un yo individual, esta historia, que parece tan extremadamente importante y con la que uno está tan profundamente encariñado que acaba por convertirnos en lo que creemos ser, se ve como lo que es, una novela barata y trivial pobremente contada; y sin el lustre y el recuento, el sentido de yo se desvanece cual humo en el aire. Esta es la invitación a despertar, a abrir los ojos: abandonar esta constante tendencia de alimentar la creencia en ti mismo como un "yo" individual, y así emerger de las sombras.
Si aún no ha ocurrido Comprensión, la realización de la inexistencia del yo separado pero sientes una inclinación a entenderlo o sentirlo, al menos inclínate en esa dirección actuando en concordancia con lo que directa o indirectamente has logrado entender.
Esa es la invitación. Deja de alimentar la idea del “yo” separado, deja de alimentar el ego, ese sentido de conciencia separada que se aferra a prácticas y creencias y se construye como un ser especial con su propia historia. Si estás inclinado a realizar la inexistencia de “ti”, entonces deja de construirte.
No realizas la inexistencia del “yo” perfeccionando tu personaje dentro del sueño, sino liberándote de él. No hay verdad en el ego, así que ningún grado de maestría sobre el “yo” resulta en nada verdadero.
Poner la atención en el ego simplemente lo refuerza.
Adyashanti dijo, "la espiritualidad no tiene nada que ver con mejorar tu estatus en el estado onírico. El progreso espiritual no inflige daño alguno al ego, por lo general la espiritualidad reforzará en lugar de desmantelar la propia auto-imagen".
El mayor desafío para la mayoría de los buscadores espirituales es entregar su propia importancia, y ver el vacío de su propia historia personal. Es tu historia personal de la que necesitas despertar para ser libre.
“A su debido tiempo te darás cuenta de que tu verdadera gloria reside donde cesas de existir."
- Ramana Maharshi -
El proceso de desprogramación o realización de la falsedad
Si deseamos abriros a la realización de la inexistencia del yo, podemos inclinarnos hacia esa idea y decidir embarcarnos con coraje, honestidad y humildad en el proceso de desconstrucción del "yo", del ego, del personaje ficticio que hemos construido y sostenido toda una vida.
El proceso de realizar la verdad es un proceso de desprogramación, un proceso honesto de análisis y desconstrucción de ideas, opiniones y creencias, abriendo los ojos con sorpresa y honestidad. Nada se protege, nada es considerado sagrado, divino ni digno de no ser revisado. Es un proceso de desaprender lo que no es verdadero.
Jed McKenna usa el término "realización de la falsedad”. Porque en esta realidad dual uno no realiza la verdad, sino que se somete al largo proceso de desaprender lo que no es verdad, el personaje ficticio y la estructura de creencias e ideas que sostiene su sentido de ser un personaje independiente con su propia historia.
“Eso Que Es, Presencia pura, impersonal e infinita, Eso soy Yo” es la única verdad. Infinitamente Existe, Eso soy Yo, Conciencia, Presencia pura derramándose. Todo lo demás es parte del sueño, Maya, una ilusión.
La realización de la falsedad del “yo” implica iniciar un honesto proceso personal de desconstrucción. Este no es para nada un proceso de autodesarrollo o búsqueda personal, por lo contrario es una radical y honesta demolición de todo aquello que sostengo como verdadero respecto a quién creo que soy y las ideas que construyen mi personaje en este cuerpo-mente. Todo lo que no es. No queda nada en pie.
Nisargadatta Maharaj utilizaba el término “Neti Neti” que quiere decir “esto no, aquello tampoco”. Nada queda en pie. No hay verdad alguna dentro del sueño, todo es ilusión.
"Al contemplar quién no eres,
la realidad de quién eres
emerge por sí misma.”
- Nisargadatta Maharaj -
"La creencia en las cosas que son falsas es lo que nos aprisiona en el estado de ensueño. Debemos cuestionar todas nuestras creencias, ideas, opiniones y suposiciones hasta llegar a la fuente misma de nuestro ser, hasta que lo que es verdadero, real y eterno se revele por sí mismo. “Yo soy” es la verdad absoluta. Todo lo demás es una creencia. Consciencia es todo.”
- Adyashanti -
La Comprensión total, la realización de la verdad de la inexistencia de un sentido de separación, ocurre sin pre-requisitos ni camino aparente. Ocurre cuando y si es que tiene que ocurrir. En cambio el proceso de despertar es un esfuerzo consciente dentro del sueño que implica una intención dentro de este aparente personaje ficticio que busca su propia destrucción. No es la Comprensión en sí misma sino un proceso que se inclina hacia la honesta realización de la falsedad.
Autoindagación
En el corazón del Budismo se considera la “Ignorancia” (Avidya) como la raíz del sufrimiento. Avidya, Ignorancia, no se refiere a la falta de conocimiento sino al mal entendimiento de la naturaleza de la realidad, especialmente a la naturaleza de la ausencia de un “yo” independiente. Entonces, ignorancia no es acerca de no saber algo sino el tipo de ignorancia en la que sostienes algo que no es verdad! Ilumina esa falsedad y suéltala.
¿Qué es cierto acerca de quién soy?
¿Qué es verdad? o ¿Quién creo ser?, es la pregunta en el centro. Utiliza esta indagación incesantemente como una herramienta para perforar a través de todas las capas de ego y de ilusión.
En el proceso de realización de la falsedad, uno desmantela su personaje ficticio pelando las capas de falsa identidad hasta que todo lo que queda es aquello que no puede reducido aún más; la verdad final, el punto de consciencia “Soy".
En el proceso de autoindagación nos encontramos con una característica particular que muchas veces nos impide el desarrollo de nuestro proceso. Muchas de nuestras opiniones y creencias están sostenidas en un sistema de creencias de suposiciones que no tomamos en consideración. Ni siquiera las cuestionamos porque no las vemos. Las tomamos como ciertas y partimos a cuestionar otras ideas enraizadas en estas suposiciones asumidas como ciertas.
Observa las preguntas
Cuando haces una pregunta a otra persona, esperas una respuesta lógica y directa. Pero cuando te haces una pregunta fundamental, la pregunta en sí misma puede ser el obstáculo que impida el progreso, no la falta de una respuesta.
La mayoría de las preguntas se sitúan sobre varias suposiciones que no han sido verificadas primero. Esto presupone que se acepten otras cosas como verdaderas que no se pueden aceptar como verdaderas.
Una pregunta bien planteada es la clave, no la respuesta. Así que, quédate con la pregunta. Cuando tengas una pregunta, primero obsérvala y verifica todas tus suposiciones o asunciones contenidas en la pregunta.
No te preocupes por la respuesta, sólo consigue la pregunta correcta o la destrucción de la misma, disolviéndola, haciéndola irrelevante, absurda y, junto con ella, muchas capas de engaño.
La necesidad de volvernos radicalmente escépticos
Nos es difícil distinguir ideas que son aceptadas ciegamente por la mentalidad de la masa. Estamos programados desde pequeños a no ser capaz de ver la “realidad consensual”.
Nunca miramos porque nunca dudamos, y nunca dudamos porque estamos llenos de suposiciones que no cuestionamos. Aceptamos apariencias y cabalgamos ciegamente en la ola del consenso. Nos volvemos cada día menos incrédulos para poder adaptarnos al consenso, a la crédula mentalidad de la masa.
Estamos programados desde niños para suspender la incredulidad y permitirnos pretender que la realidad es real, pero si queremos dejar de fingir y descubrir lo que realmente es real, tenemos que volver a enganchar nuestro sistema crítico de incredulidad y volvernos furiosamente, fanáticamente, patológicamente escépticos.
No es la mentira que nos creemos la que nos mantiene en el sueño, sino la mentira que nunca cuestionamos. Ninguna cantidad de escepticismo podría ser demasiado extremo. La verdad no necesita tu devoción, necesita que abras los ojos. Al ser escéptico, no estás defendiendo una posición, estás compartiendo tus observaciones honestas, honradas hasta lo más profundo, trascendiendo lo sagrado y las creencias sagradas e incuestionables. La realización de la verdad no requiere nada más que pureza de intención.
Toda práctica o camino no supone ningún desafío para el ego
“Lo único que la mente puede hacer es descubrir lo irreal como irreal. El problema es solo mental. Abandona las falsas ideas. Eso es todo. No hay necesidad de ideas verdaderas. No hay ninguna que lo sea.”
- Nisargadatta Maharaj -
La búsqueda espiritual es el arte de caminar en círculos muy pequeños. Esto tiene dos consecuencias: la primera es que crea la ilusión de que uno está en movimiento, de que se está yendo a alguna parte; y la segunda es que le impide a uno detenerse, alcanzar la quietud, que es cuando uno mira alrededor y ve la futilidad de todo. Pero sobre todo, tiene la particularidad de que no supone ningún desafío para el ego, es decir, para el sentido de yo individual. Afanarse en ser «espiritual» refuerza el sentido de "yo", que es completamente lo opuesto a hacer algo que pudiera conducirlo a su desaparición realizando su propia inexistencia.
Literalmente, no hay nada que tengas que hacer para llegar a parte alguna o para llegar a ser algo. Lo único que te impide verlo es esta maldita insistencia en aferrarte a esas pequeñas y harapientas posesiones como si fueran tu única pertenencia; es decir, tu aferramiento a la idea de que eres alguien. Esta creencia, este cuento de que hay una persona ahí cargada de valiosos recuerdos y heridas y sueños y esperanzas y aspiraciones y atributos y pensamientos y teorías; eso es lo que aferras con tanta fuerza contra tu pecho mientras te embarcas en la búsqueda, y eso es lo que te impide hallar nada, ver dónde estás y darte cuenta de lo que Tú eres.
Toda práctica o camino es irrelevante
Realmente, tienes que soltar eso. Es así de simple. No hay muchas posibilidades de que ocurra el despertar mientras exista ese aferramiento a un «yo».
Cualquier historia o práctica no te será de ninguna ayuda y puede que, por el contrario, te resulte un enorme estorbo. Al igual que toda práctica, todo camino, toda enseñanza, todo intento, todo pensamiento, todo libro.
Todas las ideas, todas las palabras, todos los libros, todas las enseñanzas están fuera de lugar. En realidad, lo único que procede es soltarse totalmente e ir más allá; ir, por completo, más allá. Entonces todo cesará, nada habrá sido nunca, y solo queda la Comprensión y la Paz que sobrepasa todo entendimiento.
La comunidad buscadora está embobada con los instructores, las enseñanzas, la búsqueda y el despertar, pero desde aquí es muy obvio que no hay nada que buscar y nada que enseñar.
No hay ningún «sentido» ni ningún «propósito». Los personajes soñados, meros personajes de película en esta telenovela que es la vida, pasan sus vidas angustiados intentando descubrir su propósito. ¡Se toman tan en serio a sí mismos! Desde aquí se atestigua y se sabe que todo sufrimiento, toda angustia, todo anhelo, pérdida, dolor, confusión, daño, todo intentar con todas las malditas fuerzas, forma todo ello parte de la sustancia del sueño, todo ello es creación nuestra en nuestros intentos de salir de donde no estamos.
La única verdadera ayuda que todo lo que estés haciendo puede aportar es que te pases toda la vida haciéndolo hasta que te des cuenta de que carece de valor, de que no lleva a ninguna parte. Olvídalo. “El Tao del que puede hablarse no es el verdadero Tao.” (Estas son las famosas líneas con que comienza el Tao Te Ching de Lao Tse.) La historia que puede contarse no es más que ruido.
Aquiétate. ¿Quién es, en la quietud, el «yo» que Es? Eso es lo que buscas. No esto.
Desmantelando lo sagrado y la tradición
No sostengas nada como sagrado, santo o divino; sólo verdadero o falso. Todo lo que consideres sagrado y profundo está en contra del proceso de despertar. Acepta con seriedad cualquier cuestionamiento y no consideres nada sagrado. El hecho de no sostener nada sagrado significa que nada es asumido como verdadero y que todas tus suposiciones son un juego imparcial. Cuanto más espirituales resulten, tanto más imparciales deberán ser. En última instancia, lo más importante que hay que cuestionar son tus suposiciones más sagradas e incuestionables sobre ti mismo, los demás y la vida.
Tradición es sólo una palabra para las creencias que aceptas como verdaderas sin haberlas verificado por ti mismo. La tradición es el profundo camino que se forma tras muchos años de ser recorrido por el rebaño. La aceptación sin crítica, típica de la mentalidad del rebaño, es el suelo fértil en el que se enraízan todas las falsas creencias. En lugar de la propia credibilidad y autodeterminación, la mayoría de la gente compra un sistema de creencias donde no se requiere pensar.
Para los que se consideran buscadores alternativos, simplemente tengan en cuenta que correr separados del rebaño es sin duda mejor que correr con él, pero de ninguna diferencia sustancial si aún estás corriendo en la misma dirección.
No creas en la fuerza de las tradiciones aunque se hayan mantenido en honor por muchas generaciones y en muchos lugares; no creas nada porque muchas personas hablan de ello. Recuerda que la locura es un juego de números. Si suficientes personas lo creen, entonces ya deja de ser tan loco.
Solo existe Presencia e ilusión. Todo el contenido es ilusorio. No hay excepción.
Lo absoluto es enteramente ateístico e impersonal
Una de las cosas verdaderamente asombrosas respecto a todo esto es darse cuenta de que toda la tradición, la historia y la tendencia humana hacia la «espiritualidad», la «santidad» y lo «sagrado» están completamente descarriados. Son una rotunda equivocación. No hay nada de santo o de espiritual o de sagrado o de divino en Todo Lo Que Es. Lo absoluto es enteramente ateístico. Es completa y rotundamente impersonal de principio a fin. La tendencia humana hacia lo misterioso, lo sobrenatural y lo divino es solamente eso: una tendencia, parte de la programación de los organismos cuerpo/mente.
No tiene nada de espiritual o de santo darse cuenta de que el que piensa que siente la espiritualidad o la santidad no existe en realidad. Es solamente Lo Que Es.
“Ya ves, la búsqueda te aleja de ti mismo; va en dirección totalmente opuesta; no guarda ninguna relación en absoluto. La búsqueda se dirige siempre hacia la dirección errónea, de modo que todo lo que te parece muy profundo, todo lo que consideras sagrado, es una contaminación en esa conciencia. Puede que no te guste la palabra «contaminación», pero todo lo que consideras sagrado y profundo es una contaminación.”
- U. G. Krishnamurti -
Lo realmente singular respecto a los personajes denominados «buscadores espirituales», esos que dicen querer despertar, es que, a la vez que afirman tal cosa, están a la vez empleando inconscientemente casi todo su tiempo y energía en hacer activamente cuanto pueden para impedir el despertar. En serio. Puede que creas que exagero, pero no es así. Los buscadores hablan del despertar y de la iluminación, pero casi ninguno tiene la menor idea de lo que está diciendo. Hablan de ello como si se tratara de algo que pudieran conseguir, alcanzar, «lograr», y que les cambiará a ellos mismos y a su manera de experimentar la vida. Es evidente que estos personajes soñados han absorbido en algún momento una idea soñada acerca del «despertar» la cual aparentemente evoca algún tipo de cambio en el sueño, aunque es evidente que no involucra un verdadero despertar, ya que este conduciría necesariamente a que el sueño y ellos mismos cesaran de existir como tales.
Shamanismo y Metafísica
Prácticas, caminos, religiones, shamanismo, cualquier sabiduría considerada sagrada, antigua, basada en la tradición y sostenida por siglos, todo es una ilusión por igual, una proyección hermosamente creada por el ego.
Cualquier despliegue elaborado de rituales y ceremonias es el ilusorio despliegue de un rol egoico en oposición a simplemente estar presente en autenticidad.
Cualquier simbología o ideología metafísica o esotérica son sólo otro sistema de creencias que necesita ser superado y trascendido para que se pueda dar cualquier trabajo real de despertar no-dual. No tienen relevancia alguna para el inexistente despertar personal.
Por ejemplo, en una ceremonia de ayahuasca, si alguien ve a un pariente fallecido en una visión, la persona podría entonces desarrollar una historia sobre cómo es su trabajo "limpiar la línea ancestral" u otra especulación metafísica de este tipo. Basándose en sus visiones, la gente crea "misiones" para sí misma, y le da un sentido de propósito, o crea una narrativa de su propia victimización y sufrimiento. De cualquier manera, ya sea como víctima o como héroe espiritual, nada de esto es fundamentalmente cierto. Todos son puntos de vista imaginados por el ego. Una forma de narrativa personal, una proyección para continuar soñando y darle sentido al sueño.
Si deseas mantener un compromiso, este es con la verdad. Si deseas caminar hacia algún destino, el único destino alineado con la verdad es la desconstrucción del ego, del personaje ficticio, la identidad construida que confundimos con la pura experiencia directa de Ser.
A medida que te vayas despertando, encontrarás que los rituales, ceremonias y prácticas espirituales probablemente comenzarán a parecerte, cada vez más, una pérdida de tiempo y de energía, y cada vez más parecidos a juegos delirantes del ego.
La religión y la espiritualidad son cosas en las que los egos se involucran en una sutil búsqueda de sentido, no representan de modo alguno la verdad. Cumplen funciones sociales y satisfacen diversas necesidades egoicas y psicológicas, pero no son reales en ningún sentido significativo. Bajo la luz del despertar parecerán cada vez más como una pérdida de tiempo, sin sentido verdadero e innecesarias. Así que, a largo plazo, si realmente estás haciendo este trabajo, probablemente te darás cuenta de que tendrás que alejarte de cualquiera de estas comunidades o prácticas.
El tiempo de las tonterías y los juegos del ego ha terminado. El simple hecho de ser no requiere ninguna creencia religiosa o práctica espiritual. La religión y la espiritualidad son sólo para los egos.
Budismo
Se supone que el concepto budista «todos los seres sensibles» es inclusivo: hay que honrar a todos los seres sensibles, trabajar por la liberación de todos los seres sensibles... Pero en realidad es incompleto y exclusivo. Es antropocéntrico: honramos a los seres sensibles porque, debido a su sensibilidad, reconocemos que son como «nosotros». ¿Pero qué pasa con los árboles, las hojas de hierba, las mocas de polvo, las moléculas de agua, ese pedazo de lodo, de porquería, de piedra, acero, petróleo, plástico? Eso «... es y ha sido siempre todo.»
Cuando se dice que el mundo es samsara o ilusión, no quiere decirse que no exista nada. ¡Existe todo-lo-que-es! Lo que sucede es que la ilusión consiste en percibirlo como materia separada, lo cual no es. Es Dios. Amor. Ananda. Solo que aparenta ser materia rabia bolígrafo gato oración solsticio colibrí muerte huevos revueltos ante la conciencia identificada (un organismo cuerpo/mente) que cree ser alguien que está viviendo una vida en un mundo.
La preocupación por los demás y el sentido de importancia vinculados a todo el tema del despertar hallan su más elevada expresión tradicional en el voto del bodisatva. El concepto de bodisatva constituye la quintaesencia y lo más bello del budismo: sacrificar tu propia iluminación hasta que todos alcancen el «logro». Es la cumbre del altruismo, del autosacrificio y de la más elevada disposición, y traslada el tema del «nadie tiene mayor amor que este» a un plano superior.
Hermoso; ¿acaso puede haber mayor aspiración humana? Es absolutamente dulce y magnífico, y odio ser yo quien estropee tanta belleza, pero es pura fanfarria. No es más que un pensamiento totalmente ligado al sueño. Es un melodrama maravilloso, lacrimógeno y romántico, pero tan pronto sucede el despertar se ve que es completamente irrelevante. Esa idea surge únicamente en el sueño debido a que entonces los «individuos» parecen reales. Si de veras el individuo es el hijo de una mujer estéril (es decir, si ni existe ni jamás existió), entonces ¿quién hay ahí que pueda sacrificarse y quién hay ahí por quien sacrificarse? Y, desde luego, sucede lo mismo con el concepto cristiano de Jesús «muriendo por nuestros pecados». Todo ello es un dramático sinsentido que tiendo a calificar de «tontería» o, en términos de Maharaj, de «gran espectáculo».
Es esta una cuestión difícil para muchos. Puede que la aparente indiferencia con que la Comprensión contempla estas cosas de la vida humana que aparentan ser tan dramáticamente «importantes» y «espirituales» sea percibida por las personas normales y bienintencionadas como frialdad de corazón. Pero no es eso, es todo lo contrario; hay una total compasión, pero no sé de ningún sabio que haya sido capaz de explicar esto adecuadamente y que haya salvado esta brecha. Y es que hay una brecha: desde la perspectiva humana, el bodisatva representa la más elevada virtud; desde la Comprensión, es una tontería irrelevante aunque, en cierto modo, es entrañable.
Por supuesto, se trata de una venerable tradición, junto con el karma. Ahora habría que preguntarse, ¿el karma de quién?
No hay autoridad. Estás por tu cuenta
Saca a tu perro a pasear una noche. Dile: «¡Eh, mira!», y señala dramáticamente hacia la Luna. Lo más probable es que tu perro se quede mirando expectante tu dedo. El animal muestra gran devoción, y eso es muy cautivador, pero demuestra una fundamental carencia de entendimiento, de cualquier capacidad de ver más allá. Estancarse en la historia, o en elementos de la Enseñanza, o en prácticas, o en un gurú o un instructor, o en experiencias espirituales, es quedarse mirando el dedo sin percatarse de que solo es una indicación. Ninguna de esas cosas tiene la menor importancia en sí misma. Extiende tu mirada más allá de ellas y dirígela hacia el lugar a donde señalan.
La verdad no necesita enseñanzas, no requiere de ningún guru, y no es un camino espiritual. La realización de la verdad no es un camino espiritual y nunca lo fue. Lo último que necesitas es más conocimiento. Despertarse no es una disciplina teórica que se domine a través del estudio y la comprensión. Gran parte de las enseñanzas que leerás en tu vida son un dedo señalando al dedo que señala a la luna en vez de a la luna.
Recuerda, no hay ninguna autoridad externa. Todo tienes que verificarlo por ti mismo, directamente, sin la obstrucción y los filtros de los intérpretes o intermediarios. Estás por tu cuenta. La primera regla en este negocio es que estás por tu cuenta.
En este momento, como humanidad, estamos viviendo nuestro peor escenario. Así que no confíes en las creencias que vemos alrededor como la norma. Cultiva una mente y una aproximación escéptica. Abre los ojos. Mira. Nutre tu descontento. Empieza fresco. Piensa por ti mismo. Confía en la autosuficiencia. Estás completamente por tu cuenta.
La mayoría de los buscadores espirituales andan tras profesores e instructores espirituales nobles, amorosos y de comportamiento definitivamente intachable, susceptibles de ser puestos en un pedestal y capaces de mostrar por la vía del ejemplo la manera de escapar de todo el oscuro y caótico aspecto negativo de la vida.
Todo eso es fantasía. Escucha: no hay escapatoria. Eso de lo que quieres librarte, lo que rechazas, lo que no quieres ser, lo que no quieres que sean tus maestros, todo eso es Ello. Es Presencia, es Conciencia. Es esto, está aquí. Nadie necesita un maestro espiritual que le enseñe algo más, y menos aún uno que esté aupado en un pedestal. No hay nada más. La ilusión es, precisamente, juzgar que algo pertenece ya sea al «lado oscuro» o al «lado luminoso». Si no te has desilusionado de tu maestro espiritual, entonces es que no está haciendo su trabajo. Los maestros espirituales que merecen el pan que se ganan están en el negocio del des-ilusión-amiento.
Mata al Buda
Cuando oímos la frase "¡Mata al Buda!", significa sigue adelante. Suelta lo que estás sosteniendo como verdad y sigue avanzando. Sea lo que sea, sea quién sea, es sólo otra proyección de tu propia ilusión. Mata la cosa, suéltala y sigue adelante. Eso es lo que significa.
En la tradición Zen, cuando un estudiante repentinamente experimenta un increíble estado de unión mística, creyendo haber alcanzado un estado de realización personal, es común que el maestro lo saque de su sueño salpicándolo con agua fría y llamándolas “makyo”. Makyo quiere decir que esas bonitas flores que está recolectando, solo tienen valor en la realidad que está intentando dejar atrás.
El Tao dice: "Tened cuidado con las trampas floridas porque, para poseerlas o sacar provecho de ellas, debéis dejar de viajar y permanecer en el sueño”. Romper con la ilusión te quita todo lo que posees. El precio de la verdad lo es todo. Todo. Esa es la regla y es inviolable.
Honestidad
La realización de la falsedad no tiene nada de espiritual. Es la búsqueda de la verdad, cruda, radical y honesta. Ello implica primeramente un completo y total reconocimiento de la naturaleza ilusoria de toda la manifestación, todas las creencia y prácticas manifestándose como apariencias dentro del absoluto estado de Presencia plena. Todo es un contenido ilusorio. Es ver el juego de Maya y abrir los ojos a la pura verdad. Es un camino de desconstrucción radical del personaje ficticio que hemos creado y de la colección de creencias falsas que este sostiene.
Este es un camino que se opta únicamente cuando se siente absolutamente necesario. Si crees que despertar es un camino por el que te sientes atraído es que no entiendes lo que significa. Significa la muerte de tu "yo" y las hermosas creencias que te hacen sentir especial. Es un camino que te dejará desconcertadamente despierto en un planeta de sonámbulos.
La honestidad es el ingrediente más importante en el proceso de realización de la falsedad. Se requiere de una honestidad valiente, radical e impecable. Para realizar la falsedad del “yo” debemos de ser radicalmente escépticos a TODO lo que sostenemos como cierto.
El primer reconocimiento, y esto no tiene excepciones, es el reconocimiento de que sólo existe la Presencia Plena, Conciencia, Lo Que Es y que TODO el contenido que sostenemos es de naturaleza ilusoria, TODO sin excepción. Cualquier práctica, creencia o camino que sostengas como cierto es tan ilusorio como cualquier otro, pues todo el contenido dentro de la Presencia es igual de ilusorio.
Despertar requiere que sueltes el personaje, o que al menos se le reconozca por lo que es, una ilusión, un rol que estás sosteniendo, una idea que has decidido adoptar porque le da sentido a tu vida y te da un sentido de identidad, de pertenecía, de importancia personal, te da la sensación de ser alguien, de aportar, de propósito. Te aporta un sentimiento emocionalmente valioso en alguna de esas lineas.
Por eso descontruir el yo personal no es un proceso placentero, o un proceso que elegimos conscientemente. Quien en su sano juicio pretendería desmantelar su más valioso tesoro? Pues la respuesta es, solamente quien no soporta más vivir en una ilusión la cual no le está aportando paz interior. Despertar no es algo que se elige para ser más “espiritual”, es algo que nace por el sentimiento de descontento, de sentir que algo apesta y que tienes que moverte en otra dirección, la dirección opuesta, la desconstrucción radical, desmantelar la ilusión.
Honestidad externa es el compromiso de ser honesto con los demás.
De decir lo que realmente piensas y sientes. De hablar tu verdad sin miedo. De confrontar la repercusión social de ser honesto contigo mismo.
Socialmente, la mayoría de las veces todos estamos condicionados a hacer exactamente lo opuesto. Pretendemos ser educados y amables, y muchas veces eso implica no decir lo que realmente pensamos para así facilitar el proceso de interacción social y mantener las creencias culturales, la religión, la política y la sociedad dentro del consenso socialmente aceptado.
Hablar tu verdad con respeto y cruda honestidad puede verse como un acto radical pero si te comprometes a ser fiel contigo mismo, estarás dispuesto a soportar las repercusiones sociales de ser honesto. A la larga, te hará más saludable y feliz, ya que estarás más alineado con la verdadera energía de la realidad y serás más capaz de ver la falsedad en muchos niveles de entendimiento y comunicación.
Mi único interés es el compromiso con la verdad y nada más. Hoy me permito encarnar eso plenamente.
Piensa en todo el tiempo, esfuerzo y energía que inviertes en proyectar ese personaje ficticio hacia el mundo, en jugar tu papel, en ser “tú”. Ahora, imagina no necesitar hacerlo más. Imagínate si pudieras dejar de proyectar ese personaje que se esfuerza por encajar y simplemente ser. ¿Cómo sería diferente tu vida si no tuvieras que estar creándote a ti mismo en la existencia a cada momento y simplemente existieras?
Y, en la otra cara de esta moneda, está tu inauténtico deseo de reflejar el ego de los demás tal como ellos te reflejan a ti. ¿Y si rompes este pacto social de mutua autoafirmación de estos elaborados personajes ficticios? ¿Y si pudieras dejar de lado estas dos actividades que tanto tiempo y energía consumen? ¿Y si le quitas toda la energía al personaje ficticio que interpretas? Y ahora, ¿y si todo el mundo lo hiciera?
Suelta al personaje y sus opiniones y creencias. Aquiétate, no hay ninguna idea que defender, ningún camino que seguir, ningún lugar a donde ir. Todo simplemente Es.
Toda manifestación sucede dentro del sueño, y el sueño es totalmente ilusorio. No existe un aspecto del sueño que sea de naturaleza no ilusoria. Todo es ilusorio. No hay un camino o práctica o enseñanza que sea menos ilusoria que otra, todas son igual de ilusorias. Todo simplemente Es. Solo queda silencio, Presencia, Atestiguamiento. Sucediendo. No hay hacedor, solo Presencia.
Rendición
La rendición se refiere al soltar por completo la idea de la propia existencia individual. Es la plena rendición a la muerte del yo individual, incluyendo, por irónico que parezca, todas esas esperanzas y sueños de llegar alguna vez a ser una buena o mejor persona, o una persona que otros puedan amar o que sea del agrado de otros o que resulte atractiva para los demás. Es la completa rendición a “Esto Es Todo Cuanto Existe”.
En algún momento surgirá la pregunta: ¿es realmente necesario morir completamente, rendirlo todo? ¿No hay alguna manera más moderada o un poco menos radical de llevar esto adelante, algún camino medio aún por descubrir que no requiera rechazar esta vida ni a mí mismo como individuo?
La Comprensión fundamental es que no existes como entidad o agente individual, sino solamente como un objeto en el sueño de la Conciencia. Todo este regateo en relación a la rendición y la muerte no es más que el intento por parte de ese agente ilusorio, de ese inexistente hacedor, de ese individuo ficticio, de seguir adelante con su mítica vida. Nisargadatta Maharaj asimilaba el yo individual al «hijo de una mujer estéril». Es duro para cualquier individuo tomarse esto en serio y aceptar que su existencia no es más que un mito, un constructo mental. Pero sin esta total aceptación, sin esta completa rendición, la Comprensión, la iluminación, el despertar es, por definición, imposible.
El fundamento mismo de la Comprensión es que tú no eres. Esta verdad no puede aceptarse sin rendir al mismo tiempo todo vestigio de idea de que uno es. Totalmente.
Solo aquel que pierda su vida la hallará.
Comments